Solo unos pocos han podido atravesar con vida las tierras de Tiredland, la tierra exhausta. Nadie habita allí. Hace ya varios años unos granjeros probaron trabajar sus tierras pero nada crece en Tiredland, ni siquiera la hierba mala. Se dice que la tierra está muerta, sin posibilidades de generar vida, tanto vegetal como animal. Solo avita un solitario dragón de color marrón y ojos blancos como dos luceros que espera en la cima de su madriguera el paso de algún no muy bien aventurado peregrino para así darse su banquete.
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